sábado, 18 de septiembre de 2010

Los suaves calentitos



Erase una vez un país lejano en el que habitaba un hada buena que era famosa por repartir Suaves Calentitos. Los suaves calentitos era una materia parecida a una pluma suave, blanca y frágil, que al contacto con el cuerpo humano se deshacía como suave escarcha y proporcionaba un placer similar al de un buen masaje hecho por mano experta. Tan bueno y agradable era el sentimiento que la gente se repartía unos a otros suaves calentitos sin ningún tipo de resistencias y temor. Sin pedirlo recibían cada día una o más raciones de suaves calentitos de mano de otros conciudadanos y, a su vez, otorgaban generosos raciones de la misma materia. Pero la bruja mala, viendo que se les escapaban las almas de los habitantes del país, empezó a repartir una sustancia algo parecida en forma, pero abiertamente diferente en efectos, llamada Fríos Picantes. Los fríos picantes eran mucho más grises, pegajosos repelente que los suaves calentitos y cuando se deshacían encima de las personas era como si una pequeña descarga eléctrica te hubiera alcanzado. El mismo efecto que el agua fría en la ducha cuando esperas que salga caliente. Lo peor del caso es que la gente se empezó a acostumbrar tanto a darse y repartirse los fríos picantes que se olvidaron de darse suaves calentitos. Como se sabe estas cosas se ponen de moda y, aunque todavía se encontraban ciudadanos que daban suaves calentitos a los demás, al final recibían tantos fríos picantes que abandonan su conducta anterior y tomaban los nuevos hábitos. ¿Todos? No, todos no. Los niños no habían abandonado los suaves calentitos y seguían dándoselos unos a otros con la misma generosidad que antes. Y el hada buena centró sus esfuerzos en ellos para que no se malograra la humanidad. Pero la bruja convenció a los mayores que si el hada les daba suaves calentitos a los niños era por algo negativo ya que ¿Por qué si no daba algo bueno sin pedir nada a  cambio? Los padres tuvieron miedo, apresaron al hada y la llevaron ante el juez. Este es el juicio y usted forma parte del tribunal. Ahora le corresponde decidir si quiere que se salve el hada con los suaves calentitos o vivir para siempre con los fríos picantes. (Coaching: cuando el líder hace hacer. David Cuadrado)


Muchos estudios demuestran la influencia que tiene en el aprendizaje la autoestima y autocreencia de las personas. De ahí la importancia de repartir más suaves calentitos. La felicitación por sus pequeños y grandes logros mejorará su autoestima y su creencia de que pueden hacerlo y que son capaces


La fe en nosotros mismos es un motor que nos moverá a conseguir nuestros objetivos, así que el refuerzo positivo de las personas que tenemos a nuestros alrededor pondrá más gasolina a ese gran motor.


Comparto con vosotr@s la experiencia de una profesora muy especial: Pilar, profesora de primaria, me contó que le habían dado una sustitución en una clase de adultos, antes de empezar la profesora a la que sustituía le puso al corriente de cada uno de los alumnos, quien era bueno o mal estudiante. Le informó que era una clase lenta y difícil, y así fue como supo que María no ponía atención y que le costaba mucho aprender. Pilar fuerte creyente en la capacidad de las personas, llegó a clase y les comunicó que era su nueva profesora y que le habían dicho que era una de las mejores clases y dirigiéndose a María le dijo que sabía que era una buena alumna y que siempre mostraba curiosidad y atención. Aquel día la clase trabajó motivada y contenta y María estaba altamente implicada. Parece ser que los suaves calentitos tienen un importante efecto...


¿a quien te gustaría darle un suave calentito? ¿cuál? ¿a qué esperas?


"Pueden, porque creen que pueden" Virgilio

2 comentarios:

  1. Interesante! Me guardo tu página en favoritos...

    Fishbone

    p.d: ¿quién soy? Traduce y hallarás la solución ;-)

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  2. Cuando estudiaba 8EGB me di cuenta que aquellos que siempre suspendían eran aquellos a los que nadie motivaba, aquellos que nadie les decía nada,los olvidados...Y ellos se lo creyeron, creyeron que no valían...
    Pero valían!.
    Habían recibido tantos frios picantes...
    ¿quien tiene la culpa?

    Imagino, que eso ya no es lo importante, lo importante es que desde ahora envies suaves calentitos a todos, que les digas lo que valen, de lo que son capaces....
    Dicen que para que alguien cambie, debes cambiar tu!.
    Como docente y como persona, estoy dispuesta a cambiar siempre, y leer esto ayuda...

    No dejes de escribir!
    Ipi

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